La migración rural de los jóvenes y su impacto en la sostenibilidad de la agricultura

Por Miller Preciado

Para el año 2050, se espera que la población mundial alcance los 9,000 millones de personas. Este crecimiento no sólo impone el reto de alimentar a más gente, sino de hacerlo de manera sostenible, protegiendo los ecosistemas y respondiendo a consumidores con necesidades y expectativas cada vez más variadas y exigentes. Como respuesta a este nuevo panorama, la agricultura regenerativa y otras prácticas sostenibles se han convertido en el centro de las conversaciones, tanto en términos de producción como de acceso al capital. 

Sin embargo, mientras todos nos enfocamos en cómo producir más con menos, hay una cuestión que no ha recibido la suficiente atención, a pesar de que de ella depende el futuro de la agricultura y la seguridad alimentaria, y es el tema de la migración rural de gente joven (adolescentes y adultos jóvenes) del campo a la ciudad. ¿Cuándo será que hablaremos de las personas que producirán la demanda de alimentos que se prevé vamos a tener? ¿Cómo gestionaremos la transición generacional en un sector que parece alejar a los jóvenes rurales de la vida en el campo? Resulta urgente que empecemos a hablar sobre esta problemática y a pensar en qué soluciones podemos emprender para ella.

¿Qué es la migración rural?

Encuentro pertinente comenzar este artículo definiendo lo que es la migración rural, ya que, a pesar de que en esta comunidad de agroapasionados relacionamos un campo semántico particular de acuerdo a nuestro nicho, me parece que estaría bien si el contenido llega a más personas interesadas por conocer más acerca del sector agro, en especial sobre este tema crítico que es la fuga de jóvenes del campo y el desarraigo de las personas campesinas por sus lugares de origen. 

La migración del campo o como también se le conoce, éxodo rural, se refiere al traslado de la población –generalmente personas jóvenes –del campo a la ciudad. El proceso de la migración rural se ha ido acelerando en las últimas décadas debido a diversos factores, entre ellos, el auge que ha tenido la transformación tecnológica-digital para nuestras sociedades. Este fenómeno pone en peligro la continuidad del relevo generacional en la agricultura y amenaza la sostenibilidad del sector, lo que, claramente, podría desencadenar una crisis en la seguridad alimentaria global.

La crisis del relevo generacional

Hoy en día muchos jóvenes rurales se sienten desconectados de la agricultura y sus entornos. Diversos estudios indican que una de las mayores barreras para que los jóvenes consideren una carrera en este sector es la percepción de que el trabajo agrícola es mal remunerado y carece de prestigio. Además, las comunidades rurales suelen tener menos acceso a infraestructura, conectividad y educación de calidad. Esto genera una fuga de talento hacia las ciudades, lo que pone en riesgo la continuidad de las actividades agropecuarias.

Según un informe del Banco Mundial sobre el Diagnóstico de Empleo en Colombia, la agricultura, aunque sigue siendo la mayor fuente de empleo en áreas rurales, enfrenta retos como la baja productividad laboral y la falta de empleos estables, factores que afectan directamente la percepción que tienen los jóvenes sobre el sector, haciendo que muchos prefieran buscar oportunidades en las ciudades o en industrias tecnológicas.

Impacto de la fuga rural en la sostenibilidad agrícola

El éxodo de jóvenes rurales representa consecuencias críticas para la sostenibilidad de nuestro modelo de agricultura, afectando tanto la capacidad de producción (debido a la disminución de la fuerza laboral en el campo), como la conservación de prácticas esenciales debido a la pérdida inminente de conocimientos tradicionales (prácticas ancestrales que son heredadas a través de la transmisión cultural por parte de cada generación y que, al no haber quien las reciba, terminan por desaparecer. 

Asimismo, este fenómeno supone una menor capacidad de innovación en los contextos rurales, ya que la juventud es el grupo social que, por excelencia, adopta tecnologías con mayor rapidez y está más dispuesta a experimentar otras herramientas de maquinaría y enfoques. Sin los jóvenes, el sector agrícola enfrenta dificultades para adaptarse a los desafíos modernos, como el cambio climático y la degradación del suelo.

En definitiva, algo hay que hacer. La disminución de productores rurales podría derivar en un incremento de los precios y en una crisis alimentaria que impactaría especialmente a las poblaciones más vulnerables.

El papel del joven rural en el futuro de la agricultura

El relevo generacional es inevitable, por lo que nos encontramos en una encrucijada: o adaptamos el sector rural para que sea atractivo y viable para los jóvenes, o nos enfrentaremos a un futuro incierto, con campos abandonados y una producción de alimentos insuficiente. Países agrícolas en todo el mundo ya están viendo este fenómeno, lo que nos lleva a una gran pregunta: ¿Cómo podemos motivar a los jóvenes a quedarse en el campo?

La respuesta está en crear un entorno rural más moderno, conectado y lleno de oportunidades. Los jóvenes rurales tienen aspiraciones similares a las de los jóvenes urbanos: quieren buenas condiciones de vida, acceso a educación de calidad y oportunidades para desarrollarse profesionalmente

Para lograr esto, necesitamos invertir en infraestructura que permita a las comunidades rurales evolucionar hacia pequeños centros de desarrollo que ofrezcan educación, conectividad y servicios básicos comparables a los de las ciudades.

El sector agroalimentario un mercado de 8200 M de clientes

El sector agroalimentario es único en el mundo ya que se trata de uno de los pocos que puede conectar a todos los habitantes del planeta, pues su alcance llega a todas y cada una de las personas. 

El futuro de la agricultura sin jóvenes

Si no se toman medidas para revertir esta tendencia, la agricultura podría enfrentar un futuro sombrío. El envejecimiento de los agricultores y la falta de relevo generacional podrían transformar al sector en una actividad dependiente de grandes corporaciones, disminuyendo la diversidad de cultivos y comprometiendo la soberanía alimentaria.

Además, el abandono del campo exacerba otros problemas, como la urbanización descontrolada, el desempleo en ciudades y la despoblación rural, generando desequilibrios económicos y sociales a nivel global.

¿Qué estrategias se pueden implementar para revertir la fuga de talento?

Debemos valorar y empoderar a los jóvenes para promover el trabajo rural. Algunas acciones clave para estos fines incluyen:

  1. Promover casos de éxito: compartir historias de jóvenes que han logrado emprender o trabajar en proyectos rurales exitosos. Estos testimonios pueden inspirar a otros a ver el campo como una opción viable y atractiva. 
  2. Invertir en infraestructura y servicios: mejorar la conectividad y los servicios en las zonas rurales es fundamental. La falta de acceso a internet, buenas vías, servicios médicos y espacios académicos hace que muchos jóvenes prefieran migrar a las ciudades
  3. Fomentar el espíritu emprendedor: Crear oportunidades para que los jóvenes desarrollen proyectos agrícolas propios puede ser una de las soluciones. El apoyo gubernamental y privado para startups rurales, combinado con acceso a financiamiento, puede hacer que el agro sea más atractivo para las nuevas generaciones.

Un llamado de urgencia

Este artículo tiene como propósito activar una conversación urgente sobre cómo gestionar el futuro de la agricultura y garantizar que las próximas generaciones vean el campo como una oportunidad, no como una limitación. Invertir en los jóvenes rurales es invertir en el futuro de la seguridad alimentaria global, si no abordamos esta problemática hoy, en unos años podríamos estar enfrentando una crisis de proporciones mucho mayores.

Es por ello que, queridos lectores, les invito a reflexionar y compartir sus ideas sobre cómo podemos revertir la fuga de talento y asegurar un relevo generacional digno en el campo. Sólo con un esfuerzo colectivo lograremos crear un sector rural fuerte, próspero y lleno de oportunidades para todos.

Como siempre no puede faltar la gratitud hacia todos mis lectores por participar en el crecimiento de esta comunidad y permitir que la información que compartimos sirva de inspiración modelo o guía para el desarrollo de la ruralidad en Latinoamérica, a todos y todas, muchas gracias por ser el motivo fundamental de mi inspiración para contribuir y alinear mi propósito con el de ustedes. Los invito entonces a repensarse el futuro del agro y a aportar según la medida de sus posibilidades a construir colectivamente sector rural resiliente, capaz de enfrentar los desafíos del presente y del futuro.

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